martes, 10 de marzo de 2009

De la fotografía



POR ENRIQUE MANZO


¿QUÉ ES LA FOTOGRAFÍA?

Hay distintas maneras de abordar una pregunta ontológica, una pregunta que se refiera a la esencia de algo. La que aparece en el título es una pregunta de este tipo, y nos interroga por aquello que hace que la fotografía no sea cualquier otra cosa relacionada con la imagen que aquello que es. Esto último le forma parentescos con expresiones artísticas como la pintura, el dibujo, el cine, las cuales comparten algo con la imagen, sin ser por ello fotografía. Entonces, ¿qué sea la fotografía? Contestar esta pregunta nos remite, sólo en parte, a establecer relaciones o diferencias con otro tipo de imágenes que no sean fotografía, con lo cuál tendremos que pensar en otro tipo de acercamiento a lo que nuestra pregunta inicial demanda. Pero quedémonos con esto; la fotografía es imagen. Establecer diferencias y similitudes de la fotografía con respecto a otras formas de la imagen tiene que ser por tanto una conclusión y no un punto de partida para nuestro análisis.
Sugerir otro método para abordar esta pregunta tiene que ver con dilucidar aquello que la fotografía ha sido, es decir, con la posibilidad de un acercamiento histórico a la fotografía.
Cabe resaltar que cualquier forma de la imagen (desde literarias hasta el 3D) es una forma del conocimiento que se relaciona con un problema íntimamente humano; EL MOVIMIENTO. El problema del movimiento, es un recelo que se guarda en la conciencia humana de la finitud. El hombre comprende al mundo como algo finito, como algo que constantemente se le escapa de las manos. Sin embargo el alcance de la inteligencia humana no se queda en la mera comprensión de este fenómeno tan peculiar, sino que crea herramientas para comprenderlo. Estas herramientas están contenidas el lo que hemos llamado civilización. En la civilización se encuentran contenidas todas las manifestaciones espirituales: la ciencia, el arte, la religión, el derecho, la política, la tecnología, la historia, etcétera. La ciencia por ejemplo es el paradigma racional de la comprensión del movimiento. La matemática a través del razonamiento deductivo ha creado conceptos (productos de la abstracción) y leyes que no cambian en el cambio. La aritmética, el álgebra y la geometría son un claro ejemplo de ello. La física (a través de la astronomía y la mecánica) en su trato más cercano con el movimiento y con ayuda de la matemática, ha creado también leyes aplicables al movimiento para su mejor comprensión. La química también ha hecho lo concerniente en relación con el mundo de lo pequeño, y gracias a avances tecnológicos de gran envergadura que tuvieron lugar en el siglo XIX, se ha fusionado con la física para mejorar un acercamiento a hechos físicos tales como la electricidad o el magnetismo.
La ciencia explica el movimiento para llevar a cabo objetivos prácticos y concretos. En otras palabras, el conocimiento científico explica y cuantifica hechos en el tiempo con miras a su manipulación futura. Este tipo de inteligencia humana (la científica) se encarga pues de determinar la realidad.
Con el tipo de comprensión social pasa algo similar que con el científico, pues durante el siglo XIX, las ciencias sociales heredaron la metodología científica propia de la física, con lo cual, el curso histórico tendió a ser explicado a través de la método científico basado en relaciones causales y efectuales. La política, el derecho, la religión y otras disciplinas afines se vieron influidas por esta perspectiva.
En el caso del arte esta determinación sobre la realidad no se logra a cabalidad, pues en lugar de intentar manipular el movimiento, el arte lo acepta. Las determinaciones que el arte hace a la realidad son más bien la conciencia de que dicha determinación sucede en sentido contrario que el de la ciencia. En todas las artes, excepto en la música, el ser humano busca perpetuar un instante. La arquitectura y la escultura lo hacen a través del manejo geométrico de materiales que pueden ser dotados de volumen. La literatura, el arte de la escritura, también busca este objetivo a través del sentido de las palabras. La pintura, es quizá la fiel de las artes con respecto a la intención de petrificar el tiempo, pues por medio de la pintura se busca el instante sin más.
Es por este último aspecto que la fotografía puede entenderse como una extensión de la pintura, ello sin olvidar que la evolución del conocimiento científico camina en conjunto. Es decir, que no podríamos separar un tipo de comprensión científica de otra artística o histórica de la realidad, pues se da el caso de que cuando en una de ellas nace una propuesta novedosa y sugerente para entender el movimiento, influencia de manera automática a otras áreas del conocimiento. La perspectiva por ejemplo, durante el desarrollo de la pintura renacentista, tuvo influencia en la elaboración de planos arquitectónicos y de artefactos tecnológicos. El cambio de paradigma en la relación del hombre con dios durante la misma época, traería como consecuencia, en la filosofía posterior, el surgimiento de los humanismos y el abandono paulatino de las creencias ciegas respecto a lo divino. El descubrimiento de la redondez de la tierra, y del heliocentrismo influenciaría rotundamente en las teorías del conocimiento moderno, específicamente en la kantiana con la revolución copernicana del conocimiento.
La fotografía se encuentra pues en medio de todo este conglomerado de hechos históricos. Es por ello que su comprensión puede relacionarse con aspectos de índole científico o con aspectos de índole artístico. De hecho, la fotografía y el cine como tales, nacen con la astronomía y con la una intención radicalmente novedosa de comprender el movimiento. El astrónomo Janssen en sus múltiples intentos por retratar un cometa, o el mismo Muybridge en la investigación zoológica del movimiento de los caballos o el movimiento humano, darían a la ciencia y al arte posibilidades nunca antes concebidas por el género humano. Las principales posibilidades repercutieron no en más de cincuenta años en la manera como entendíamos las relaciones humanas. La desaparición de la exclusividad artística perteneciente al clero y a la burguesía con relación a la pintura, pasó a ser con la fotografía un fenómeno masivo de la imagen. Y a través de ello, la posibilidad de vincular el problema de la imagen con proyectos pedagógicos, científicos y en general civilizatorios. La fotografía traería consigo la posibilidad de iluminar todo aquello que para el género humano estaba influenciado por lo prohibido y lo inconciente. El movimiento, o muchas de las cosas imperceptibles para el ojo humano, son para la fotografía tema superado, pues ésta está capacitada para penetrar en lo más íntimo. La fotografía se diferencia por este sólo hecho de toda manifestación espiritual que la anteceda.
La fotografía no puede ser, por tanto, otra cosa que su propia historia, y en el análisis de su historia podremos descubrir toda diferencia con respecto a otro tipo de manifestaciones que la imagen tiene y ha tenido. La fotografía es el modo contemporáneo por medio del cual hacemos del instante algo eterno. Ese instante es la luz manifestada en algún tipo de material sólido que resiste con mayor fuerza la envergadura del tiempo; este material va desde las sombras proyectadas en una pared, pasando por el daguerrotipo hasta la pantalla y la memoria del ordenador. Eternizar un instante constituye la ilusión mágica de todo conocimiento científico y artístico y de toda intención humana por violar las leyes de la finitud, pues por medio de la fotografía tenemos acceso a formas de vida pasada para nosotros desconocidas por razones naturales. Tener imágenes que reflejen de manera fiel como era el paisaje urbano o natural, o el rostro de una persona, constituye el más alto logro humano en lo que concierne a la civilización. Es la más grande de las ilusiones creadas por la inteligencia humana después de la palabra. ¿O será que la imagen es hija de la palabra?

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