jueves, 23 de abril de 2009

tutoriales

http://art-tuts.blogspot.com/2009/02/tutorial-illustrator-creando-stickers.html

La verdadera cámara es el cerebro


Un día el fotógrafo se vio en la necesidad de salir sin su cámara la cuál sufrió un desperfecto en el último de sus viajes. Al no tener aquél aparato extensión de sus sentidos cargado al hombro, decidió mirar la realidad sin tener en sus manos la posibilidad de petrificarla. En aquellos días la semana santa estaba ya bien entrada, la ciudad vacía y las procesiones se encontraban a flor de piel. Por todos lados comenzó a mirar esas conglomeraciones de gente que salían a celebrar la muerte y resurrección del hombre más famoso de la historia occidental: Cristo.

El anterior es un tema los suficientemente vasto para apretar y apretar durante varios días el gatillo de la caja negra, pero la ausencia de la misma comenzó a introducir al fotógrafo en un mundo en el que las imágenes se detenían solas en su imaginación. El atrio de la catedral repleta de árboles infestados con bugambilias iluminadas por un haz de luz penetrante entre las ramas, los cadáveres de los árboles petrificados y secos mostrando texturas azotadas por el paso de incontables décadas, el suelo repleto de hojas con tonos ocre moviéndose como si estuviesen electrificadas, la cara del hombre que vende golosinas para sobrevivir en la festividad religiosa del pueblo, la gente bebiendo alcohol, café o atole y comiendo elotes negruzcos asados envueltos en la hoja del maíz, o caramelos de colores estridentes, muéganos, coco en dulce, jícamas con chile, pan de pueblo, quesadillas de carne, de flor de calabaza, de huitlacoche, de tinga de res o de pollo, de queso, de chicharrón etcétera.

No hubiese dado tiempo a que la cámara del fotógrafo captara tan vertiginosa secuencia de las imágenes que se le venían a la cabeza y fue entonces cuando comprendió aquel concepto de “imaginación cinematográfica” y la diferencia entre la cordura y la locura. Si el ser humano no tuviera la capacidad de detener, con ayuda de una cámara fotográfica, de la palabra, el concepto o el razonamiento lógico,  ese cúmulo de imágenes que le llegan del exterior seguro se volvería loco. Y es que el fotógrafo tiene alma de matemático, necesita un contra peso racional que lo saque continuamente del cinematógrafo imaginario que su mente produce sin razón alguna. Y es que la locura es un tema de disciplina, no cualquiera se vuelve loco. El loco se hace porque quiere y pocos están dispuestos a lograrlo, incluso el fotógrafo.

Al llegar a este punto de reflexión y a la jaqueca producida por el caudal de imágenes que su cerebro captaba, el fotógrafo decidió balancear su sensibilidad y optar por beberse un trago de tequila y grabar en su mente sólo algunas de las imágenes de aquella tarde del naciente mes de abril.  De regreso a su casa, alguna voz interna le indujo a dibujar las imágenes almacenadas en su memoria para después fotografiarlas y así obtener una imagen de aquella festividad y cuando lo intentó aquellas se habían esfumado. Se vio en la misma situación que cuando tenemos un sueño cuya presencia transcurre y escarba en las profundidades de la experiencia y que cuando despertamos no recordamos más que pequeños destellos de las situaciones endebles, transparentes, sin opacidad y contraste en las cuales nos encontrábamos antes de despertar, dejando durante días esa sensación de incertidumbre y frustración por ser incapaces de recordar lo que soñamos. El producto de aquella experiencia es un dibujo del rostro de una anciana escudriñada entre las paredes viejas de un templo en ruinas. La elaboración del dibujo y la recuperación fiel del recuerdo de ese rostro arrugado le llevó al fotógrafo más de la mitad de su vida. Cuando lo terminó nunca lo fotografió, la técnica fotográfica se la había olvidado, entonces se dio cuenta de que la imagen evocaba su propia muerte, intencionalmente se había vuelto un loco.

 

miércoles, 15 de abril de 2009

Revolución copernicana...

Estoy pensando. No me canso de darle vuelta a las cosas en mi cabeza. Pareciera que el cerebro es un centro gravtatorio de mucha masa al rededor del cual gira la realidad. Cuando sueño me hago pájaro de la noche, pez moribundo, caracol en la tierra o ceniza prendida. Mi cabeza entonces pierde fuerza de atracción, la materia le es ajena. Entonces parezco un loco...